-
AutorEntradas
-
Ayer, 29 de octubre fue un día muy especial.
Empezó el entreno con un calentamiento, un poco más suave de lo normal. Sensei, nos recordó, que no debemos bajar nunca la guardia, y menos en el Dojo, ya que la relajación, es una gran fuente de lesiones por accidentes. Poco después de un par de anécdotas, Hicimos unos Kion un poco diferentes, seguido de unos Kaiten de muchas formas, y unos ejercicios de reflejos. Se me olvido decir que estábamos a oscuras?, y que algunos Kaiten eran sin manos?
Después vino el entreno por grados.
Sensei, creyó conveniente que practicara con Isaac. Todavía no había tenido el honor de entrenar con el, y me preguntaba que tal seria. No tardaría en descubrirlo.
Se dirigió a mi con mucho respeto, y preguntando si sufría de alguna lesión importante. Sonaba a advertencia. Como sí me estuviera diciendo ‘ lo que va a venir es grande”.
Lo había visto algunas veces en el Dojo. Pero sentir el impacto de esos puńos en mis bíceps, que se asemejaban a Martillos fue indescriptible. Eso me hizo ver la realidad de las técnicas. En ese momento fue cuando realmente vi la efectividad de los golpes, dados en puntos clave. Uno de esos impactos fue en el lugar apropiado. En ese momento simplemente deje de sentir. Mi brazo cayo y dejo de responder, y sentí ese dolor, que a veces nos atenaza a todos. La verdad, es que perdí las formas por completo. No fui capaz de ponerme erguido, y menos aún, no mostrar el dolor. Pero sólo fue por un instante, ya que acto seguido, cuando mi brazo parecía que empezaba a responder, mi cabeza dijo no. Un solemne mareo me invadió, seguido de un sudor frío, y unos temblores, que, duraron sólo un instante, que a mi me parecieron días.
Ya recuperado pude seguir con normalidad, sintiendo auténtico respeto por mi Uke, y fascinación por este arte, que todos compartimos.
Esta mańana al levantarme, el dolor de mi cuerpo me invadía, pero es sólo eso, dolor. El dolor pasa, pero lo aprendido se queda. Emocionado, le hable a Sensei, de mi experiencia, y me ánimo a compartir con todos vosotros lo que sentía. Así que, eso mismo he hecho.Quien me iba a decir a mi, tan sólo hace 3 meses, que tal día como hoy, me dedicaría un instante diario a meditar, y poner el alma en paz conmigo mismo.
Todo, gracias a vosotros. La verdad, me habéis enseñase un nuevo camino.
Un camino de satisfacción que quiero seguir, una vía, que nos engrandece como personas, y ennoblece nuestro espíritu.
No puedo más que dar gracias a toda la familia del Dojo, y en especial, a Sensei, por su paciencia, respeto continuo e infinito, y por transmitirnos sus conocimientos de una manera tan clara.Una vez más,
Domo Arigato Gozaimashita
Borja M.
-
AutorEntradas
- Debes estar registrado para responder a este debate.