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LA CONSTANCIA
Siendo pequeño, mi padre una vez me preguntó: ¿Qué es más duro una piedra o el agua? Yo respondí lo obvio: la piedra. Entonces mi padre me explico como, con constancia, una piedra era capaz de agujerear o erosionar las más duras piedras. Me dijo también que con constancia uno puede conseguir aquello que se proponga, que no hay que desfallecer y que el esfuerzo y la constancia eran muchas veces más importantes y necesarias que las habilidades innatas. Se refería principalmente a los estudios, como todo padre preocupado por el porvenir de su hijo, pero lo hacía extensivo a todas las cosas importantes de la vida.
Con el tiempo, he visto demostradas esas palabras con muchos ejemplos. En las artes marciales, es donde más claramente lo he visto. Hay gente con más habilidad y gente con menos, pero a base de esfuerzo, constancia, perseverancia y paciencia todos pueden llegar a conseguir los mismos objetivos.
A los siete años empecé a practicar Taekwon-do y las sensaciones que encontré fueron algo completamente nuevo para mi. Nunca he sido una persona que destacase por su habilidad en los deportes ni en la gimnasia del colegio. En el Taekwon-do tampoco destacaba pero percibí que gracias a mi esfuerzo mejoraba día a día y, que a pesar de ser un arte de competición, en el tamtami me encontraba frente a mi mismo y no frente a los demás. Contra quien luchaba realmente clase tras clase era contra mis miedos y debilidades, contra todo aquello que no me gustaba de mi mismo. Los años pasaron y el Taekwon-do se conviertió en olímpico, eso hizo que cada vez tuviera más importancia la competición en detrimento de los pumses (formas individuales al aire) y la autodefensa.
Pasados los años dejé el Taekwon-do para seguir mi camino de búsqueda personal, de superación. Llegué a encontrar el Ninpo de otra asociación y me llenó aun más, noté que la forma de entrenar y superarse se acercaba más a lo que yo necesitaba. Por circunstancias esa asociación de Ninpo desapareció y ya nadie siguió dando clases de aquel estilo, que con el tiempo descubrí era una mezcla moderna de varias escuelas sin estructura definida.
Al perder aquello que tanto me había llenado seguí buscando y probando estilos. Después de probar varios estilos, reencontré el Ninpo en otra asociación, esta vez sí tradicional y estructurada, pero la forma de entrenar e incluso sentir no cubría tanto a mis necesidades como el Ninpo que había probado con anterioridad. Realmente mi búsqueda era puramente instintiva y basada muy a menudo en prueba y error, más que en algo coherente y organizado. Mi búsqueda era como la de alguien sediento en un desierto.
Por varias circunstancias, dejé esa asociación y seguí mi búsqueda, probé con un estilo de Kung Fu donde estuve a gusto y encontré buenas personas. A pesar de estar bien sentía que no era exactamente mi lugar que aun tenía que seguir buscando. Reencontré a un amigo con quien había compartido muchas de nuestras búsquedas marciales o nuestros “tumbos marciales”. Ese amigo, Jose Luís, se convirtió en mi guía de Genbukan, me enseñó (y sigue enseñando) y además me dió la gran oportunidad de entrenar con nuestro Kyoshi.
En las artes marciales de Genbukan sí he encontrado aquello que buscaba, un arte marcial verdadero, donde el esfuerzo y el sacrificio se ven recompensados. Donde sin estos valores no se puede progresar. Donde se aprende incluso más cuando a pesar de los esfuerzos se progresa poco técnicamente por la dificultad de las técnicas, pues lo que de verdad se curte es el interior de la persona. Donde el ego tiende a desaparecer con los años de entreno dejando paso a más libertad, seguridad y fuerza interior.
Hace unos años me habría lamentado por no haber encontrado antes Genbukan y haber perdido años de mi vida en otros sitios. Pero ahora ya no, porque precisamente gracias a los valores que estoy aprendiendo en Genbukan, entiendo que he llegado donde estoy cuando estaba preparado para ello y que todos los “fallos” cometidos por el camino no solo me han hecho aprender de mi mismo sinó que además han hecho que valore más aun haber encontrado Genbukan.
Mi camino ha sido y sigue siendo el de la lucha constante por un objetivo. Sin constancia ninguno de nosotros/as estaría ahora aquí ni seguiría a pesar de las dificultades que nos pone la vida. Dificultades que una vez superadas nos hacen más y más fuertes.
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