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Apuesto que al leer el título del artículo vuestra cara habrá cambiado, ya sea hacia una expresión de sorpresa, de incredulidad o de incomprensión. Es una reacción quizá previsible, una reacción a pensar instintivamente en una respuesta, para nosotros tan clara y obvia que hace inmediata la respuesta a la pregunta formulada.
Aún así, quiero dejar a un lado estas respuestas, no descartarlas ni darlas por no válidas, sino simplemente apartarlas de momento de la reflexión y seguir adelante, pues creo que sin plantearnos el porque de las obviedades una sociedad no puede avanzar, el ejemplo de Galileo Galilei creo que es muy adecuado, ¿porqué platear que la Tierra es redonda cuando está muy claro que hasta el horizonte todo es recto? Si la Tierra fuera redonda, al ir desde Francia hasta Moscú, Milán o Oslo, los caminos no serían planos, y todo el mundo sabía que no eran redondos.
¿Por qué debo ser mejor persona? Vemos cada día en las noticias ejemplos de personas de éxito, personas que amasan fortunas, personas que nuestra sociedad nos propone como ejemplos a seguir y a admirar, gente de poder, ya sea mediático, económico, militar o político. Vemos como nuestros ejemplos viven de sus mentiras, vemos como nuestros ejemplos hunden a compañeros para destacar, vemos que debemos ser competitivos, pues si no lo somos se nos comerán los tiburones. Y seguimos ese camino, el camino del éxito, el camino del triunfo y la fama, y todos lo sabemos.
Entonces, ¿por qué debo mejorar como persona? De nuevo la respuesta recibida exteriormente es obvia, para nada. Conocemos personajes históricos, grandes emperadores, grandes conquistadores y sometedores, grandes filósofos, grandes economistas, militares, políticos, banqueros, científicos o escritores….pero, ¿conocemos a algún gran ciudadano honesto? ¿Nos explican en clase de historia lo solidario que pudo llegar a ser Napoleón? ¿Acaso sabemos de algún gran emperador que se preocupara por la gente de palacio o pos sus ciudadanos? ¿Alguien sabe si en el funeral de Eisenhower o De Gaulle alguien que les conociera bién lloró de verdad, por sentimiento?
Si, conocemos grandes ejemplos mediáticos de solidaridad y buen hacer, la Madre Teresa de Calcuta, el Dalai Lama, el padre Vicente Ferrer y un sinfín de nombres que vemos con ternura y asombro, gente que sabemos que hacen cosas buenas y que son motivo de orgullo para todos, pero ¿hay mucha gente que quiera ser como la Madre Teresa? ¿Cuánta gente desea realmente vivir en la pobreza para poder ayudar a otros? ¿Los niños prefieren ser como Ronaldinho, Fernando Alonso o como el Dalai Lama? Incluso nosotros, escuchamos sus palabras con admiración, pero ¿son nuestros actos congruentes con esas palabras?
Volviendo a la pregunta inicial, y viendo los ejemplos anteriores, vemos que esto de mejorar es un término políticamente correcto para mucha gente, es un deseo de Nochevieja como el dejar de fumar. Entonces miro a la gente del Dojo y veo que las palabras no son vacuas, que mis compañeros y amigos creen lo que dicen.
Queremos mejorar, pero por y para nosotros mismos, porque sí creemos que mejorar es importante, porque somos capaces de frenar y pensar, eso sea quizá lo que, como se ha dicho ya aquí, más “raritos” nos haga. Creemos en lo que decimos y esto hoy, rodeados de ejemplos de engaños, mentiras y falsa superación personal a nivel material, creo que es algo muy importante.
Maurici Rodríguez
GNB Dojo Barcelona -
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